Los viajes
Arribos
Antiguos hoteles
Colocaciones laborales
Primeros asentamientos poblacionales
Las políticas migratorias estatales
Estadísticas y guía orientadora para la búsqueda de datos sobre ingresos
Conforme con la acepción más vulgarizada, la inmigración consiste en la llegada a un país o región para establecerse allí los que estaban en otro u otra. También se llaman inmigrantes a los que forman nuevas colonias o se radican en las ya formadas.
Entre 1857 y 1952 más de siete millones de inmigrantes europeos cruzaron el Atlántico y llegaron a la República Argentina, para poblar un territorio desierto, pero feraz, y si bien es verdad que no todos ellos se avecindaron definitivamente y que fue alto el número de retornos, este espectacular movimiento humano representa uno de los acontecimientos más impresionantes de la historia contemporánea: las migraciones masivas. En estas grandes traslaciones humanas con su consecuente impacto social interesa desarrollar:
> En primer lugar, las causas que motivaron estos movimientos hacia el Río de la Plata, las características de esos viajes en cuanto a las condiciones de a bordo (salubridad y comodidad) y a la evolución de la ciencia náutica y de la ingeniería naval, desde los veleros a los vapores transatlánticos. También las particularidades del arribo a Buenos Aires a lo largo del tiempo, abarcando aspectos como los cambios de paisaje en la ribera, desde los primitivos espigones a los muelles y a las ulteriores instalaciones portuarias, hasta las numerosas modalidades de desembarco de los pasajeros, a través de los botes y carretas de las primeras épocas a los vapores de desembarco de las últimas.
En segundo lugar la actuación de las instituciones receptoras de la inmigración, el registro y la estadística, las condiciones de admisión, las epidemias y cuarentenas, los hospedajes, la atención médica, la colocación laboral, el traslado de los inmigrantes a los diferentes puntos del país gracias a los asilos y hoteles en el interior y a las comisiones auxiliares de inmigración, para finalmente estudiar la inserción de los extranjeros en las colonias agrícolas.
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Finalmente merecen un estudio aparte las políticas estatales y su concreción legislativa, temas que no dejarán de estar condicionados por el régimen de tenencia de la tierra pública y privada, factor que adquirió a su vez, una importancia trascendental en una nación agroexportadora. También es importante explicar los motivos que lentamente fueron conduciendo a la declinación del proceso migratorio europeo, y que coincidieron con el ocaso del modelo económico, del mismo modo que la llegada de la inmigración había contribuido a la expansión de la economía argentina.
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El texto ha sido impreso sobre distintos fondos de color, marcando los diferentes capítulos y a su vez individualizando las materias tratadas en los ítems 1 y 2 (viajes, arribos, hospedajes, traslados y colocaciones laborales), de los otros puntos tratados en el tercer ítem (marcos históricos, asentamientos, políticas estatales etc.)
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Los contenidos, a los efectos de una mejor comprensión didáctica, se han repartido en cuatro períodos que dividen un siglo y medio de historia. El primer período abarca desde 1810 a 1852, el segundo desde 1852 a 1880, el tercero desde 1880 a 1910 y el cuarto desde 1910 a 1955. Si bien la división de la historia en períodos no es un hecho, ha sido considerada como necesaria hipótesis o herramienta mental, válida en la medida en que nos ilumina, aunque dependa, en lo que hace a su validez misma, de la interpretación (Carr, ¿Qué es la historia? 1993: 81).
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El desarrollo histórico, hilvanado sobre la base de memorias y documentos originales, es acompañado además por relatos de historia oral extraídos de fuentes audiovisuales y anexas.
Este libro corresponde al texto extraído por los autores de su obra titulada: La Inmigración. Historia Ilustrada y Memoria Audiovisual, editada en dos tomos, acompañada a su vez del ensayo Migraciones y Supervivencia de Jorge Luis Farjat y de una selección iconográfica de la obra audiovisual del mismo autor.
El distinto carácter de esa obra al abarcar otros temas, y sobre todo la envergadura de su aspecto productivo concerniente a formato y volumen (cerca de 500 páginas ilustradas), llevó a los autores a divulgar separadamente los contenidos históricos a través de una publicación más accesible como la presente, comprendiendo la obligada necesidad de hacer conocer en forma didáctica y lo más masivamente posible, una historia de la inmigración que tomara especialmente como eje la participación del Estado, una materia que es de notoria carencia en todos los medios educativos y también en el de la investigación específica.
Biblioteca Nacional de Maestros. Rincón del Editor.
Esta obra, necesaria tanto para la educación como para la investigación específica, es una selección, preparada con propósitos didácticos por Graciela Swiderski y Jorge Luis Farjat, de documentos, testimonios e imágenes del libro La Inmigración. Historia Ilustrada y Memoria Audiovisual, de los mismos autores.
En esta edición amplían y profundizan el tema incorporando a los textos e imágenes sobre viajes, arribos, hospedajes y traslados (primera parte), un marco histórico e información acerca de cómo se fueron dando los asentamientos y las políticas estatales sobre inmigración (segunda parte).
El período que abarca es desde 1810 hasta 1955. La edición es muy original y de excelente calidad.
La Nación
18 de abril de 1999
Imagen y texto: es imposible describir la importancia que, para los historiadores, tuvo la intervención de los medios de registro gráfico, como la fotografía y el cine. A partir de ese momento, la existencia de los hombres del pasado, que se presentaba incierta y diferida a través de las tenues descripciones escritas, comenzó a cobrar una vida precisa. Una vida precisa, pero extraña, cuando se acude a ella desde una realidad muy distinta de la que se asoma en esos testimonios de un mundo que ya no es.
La Inmigración, de Graciela Swiderski y Jorge Luis Farjat, quiere volver a deslumbrarnos con ese extrañamiento y, por medio de la imagen y del texto, nos revela una vez más qué cerca y qué lejos nos hallamos del Buenos Aires y de la Argentina a los que, entre 1840 y 1950, arribaron millones de inmigrantes procedentes de casi todas las comarcas de Europa. La presentación del libro, perteneciente a la Colección de Arte y Memoria Audiovisual, evoca con complicidad las características de un álbum familiar: la forma apaisada, la cuidadosa edición, adornada de recuadros y viñetas, y el sepia de las fotos finamente engarzando en el ocre de sus páginas.
En las diversas fuentes que cita, una voz se deja oír sobre todas las demás: la de un estado encargado de conducir, supervisar y evaluar; a través de sus funcionarios y burócratas, los resultados de ese gigantesco flujo de personas lanzadas a un país en construcción. Pero también se escuchan, entre esas voces, los relatos vitales de algunos testigos y protagonistas: periodistas, intelectuales y, por supuesto, inmigrantes.
Por un lado, el discurso político oficial -“un abordaje hoy menos frecuentado en los trabajos sobre el tema”- nos transmite las inquietudes, las esperanzas y las prevenciones de funcionarios, dirigentes e intelectuales, persuadidos por completo de estar construyendo un gran país con esa fuente nueva de riqueza y de trabajo procedente de ultramar. Por otro lado, la vida latente en esas viejas fotos (llenas de multitudes confusas y abrumadas de recién llegados, de carretas cargadas de viajeros, de niños vestidos con ropa de trabajo, de galpones, de comedores, de cosechas, de puertos y de ferrocarriles) nos acerca de manera definitiva al horizonte material y espiritual de esas vidas concretas y reales. Una justa síntesis de una Argentina del pasado, construida en la intersección de los proyectos y ambiciones de su clase dirigente progresista y las esperanzas vitales de generaciones de hombres, lanzados a la dura lucha por crear, sobre estas tierras, el otro país, el que no estaba en los discursos.
Rogelio Paredes
Clarín
14 de noviembre de 1999
Graciela Swiderski y Jorge Luis Farjat sintetizan aquí un trabajo anunciado, consistente en combinar las fuentes literarias con las imágenes.
Estructura su relato en torno de textos de época cuidadosamente elegidos, y, en la mayoría de los casos, originales, que Swiderski ha sabido elegir merced a un amplio dominio de la documentación existente, publicada y también inédita. También se incluyen sugestivos fragmentos de entrevistas realizadas según las técnicas de la así llamada “historia oral”. Farjat, de experiencia en la elaboración de trabajos documentales, es el responsable de traer las imágenes que recrean cada una de las circunstancias del periplo de los inmigrantes. Esto le da a la obra una apertura a las experiencias de los actores que es insustituible y ofrece también un material que, adecuadamente tratado, es una de las fuentes más significativas para el análisis histórico. En suma, se trata de un libro interesante y por momentos incitante, adecuado para introducirse en uno de los temas más relevantes de la historia argentina. Cumple acabadamente con su función de divulgación y, además, suministra buenos materiales para la tarea docente.
Luis Alberto Romero
Soles
Agenda Cultural de Buenos Aires
Mayo de 1999
Mucho de lo que se afirma, se especula o se inventa respecto al rol que los inmigrantes han tenido en la conformación de la Argentina como Nación; muy poco y disperso es lo que generalmente se documenta. Los registros disponibles generalmente son duros y de difícil interpretación.
Gran parte de los habitantes de nuestro país tienen en su memoria los relatos de sus padres, abuelos, tíos y otros parientes cercanos; miles de anécdotas sobre la forma de viajar, el lugar en donde se alojaron al llegar, el tipo de trabajo que encontraron. Pero esos valiosísimos testimonios individuales no alcanzan para conformar una visión clara de la importancia social y económica de los extranjeros en nuestra tierra.
El libro de Graciela Swiderski y Jorge Luis Farjat, “La Inmigración”, está destinado a ser un excelente material de estudio y de consulta permanente. Reúne un amplio material bibliográfico, junto a una enorme cantidad de imágenes (160 fotos e ilustraciones) que permiten reconstruir seriamente los tiempos en que, desde toda Europa, llegaba gente al puerto de Buenos Aires con la esperanza de encontrar nuevos horizontes.
La belleza y cuidado de esta edición, potenciada por su magnífica presentación, hace que este libro se convierta en un regalo destinado al placer de recordar.
Ambito Financiero,
19 de mayo de 1999
Hay un libro, casi una joya por la calidad y color de sus papeles, impresión y fotografía. Se llama simplemente “La Inmigración”. La organización temática, dividida en dos partes, incita la curiosidad del lector: la primera habla de Los Viajes, Arribos, Antiguos Hoteles y Colocaciones Laborales. La segunda apunta a los primeros Asentamientos Poblacionales y las Políticas Migratorias estatales. Y nadie crea que aborda la inmigración de este siglo, ni siquiera la de finales del pasado. Arranca en 1810, con “Los primeros ensayos”; continúa en “Los inicios” (1852/1880) y en el capítulo III arremete con “El apogeo” que abarca desde 1880 hasta 1910. El IV y último capítulo describe “El Ocaso”, ocurrido, según las cifras que sigue llevando puntillosamente la Dirección Nacional de Migraciones, entre los años 1910 y 1955.
Hay profusión de fotografías, en sepia, y dibujos. En las coloridas descripciones de viajes, arribos, alojamientos, enfermedades y trabajos, el lector puede entrever, imaginar, lo que fue para nuestros padres, abuelos o bisabuelos llegar a esa tierra prometida.
“La Inmigración” que aseguran es parte de una colección de “Arte y Memoria Audiovisual” (consultar al 4754-9129) quizás sea el inicio de una recuperación de nuestras raíces.
Jorge P. Barceló
Revista Todo es Historia
Setiembre de 2000
Ya es lugar sobradamente común afirmar que los argentinos descienden de los barcos. Esta feliz agudeza nos está dando la real magnitud del fenómeno que, desde los conquistadores españoles en adelante, involucra prácticamente a toda la población argentina. El libro La Inmigración de Graciela Swiderski y Jorge Farjat aborda este tema tan caro a las políticas nacionales desde los mismos orígenes, antes de la disolución del vínculo nacional en 1827 o después de Caseros, y a fines de siglo con flujos masivos de inmigrantes.
El estudio de este amplio período histórico arranca con el reglamento de la Casa de Contratación en 1505 – que prohibía la presencia de extranjeros en los dominios de la corona – y llega a nuestros días enfocando en su trayecto aspectos globales pero también aquellos costados generalmente desechados que son la cocina misma de este acaecer: las vicisitudes del viaje, las peripecias del desembarco y la estadía en aquellos “hoteles”, aspectos que concitan el interés del lector ávido de penetrar la trama de la vida cotidiana. De este modo, el texto se entreteje con testimonios oficiales, memorias de ministerios y de los propios inmigrantes, que matizan de color una exposición de por sí densa en acontecimientos.
Abundan los ejemplos de las enormes dificultades que afrontaron aquellas masas de inmigrantes: el desembarco a 8000 metros de la costa para abordar una ballenera y luego el ca5rro playero hasta el precario muelle; de allí a los oscuros hoteles y tabernas del Paseo de Julio, donde muchas veces eran esquilmados y robados.
En 1810, apenas instalado el gobierno patrio, se abren los cerrojos de las restricciones monárquicas al ingreso de extranjeros, y este proceso de apertura al mundo coincide con las condiciones de la Revolución Industrial y su corolario de desocupación en el Viejo Mundo. La política rivadaviana se basó precisamente en esta realidad promoviendo la creación de colonias agrícolas mediante inmigración subsidiada por el Estado.
El segundo período comienza después de Caseros hasta la Primera Guerra Mundial, lapso en que el país absorbió nada menos que 3.300.000 inmigrantes, una cuarta parte en el área rural pampeana. Colonia Esperanza (1856) es claro referente de esta época.
Dentro del esquema agroexportador, el propósito era atraer hombres de campo para trabajar las considerables extensiones incorporadas después de la conquista al desierto, y aquí se define el perfil de la inmigración requerida. Restaba diseñar la política de tierras; Rawson y sarmiento manifestaban el deseo de implementar la propiedad irrevocable del suelo para el colono agrícola. Pero, con toda razón afirman los autores, a diferencia de lo ocurrido en el desarrollo agrícola estadounidense, la Argentina tomó la vía de la tenencia precaria del suelo, condicionando así el movimiento migratorio y la misma evolución agropecuaria. Y esto, porque la política oficial había sido abandonada, y la privada había caído en manos de especuladores.
La célebre premisa alberdiana “gobernar es poblar”, producto rector de la construcción nacional, fue reformulada en 1910: “Gobernar no es solamente poblar como decía Alberdi, es dar buena tierra al agricultor y arraigarlo a ella”.
Por esta causa y contrariando las expectativas del discurso oficial, la mayor parte de los inmigrantes no se integró al campo sino que terminó viviendo en las ciudades y en conventillos con deficientes condiciones de salubridad. Hacia los 80 la mayoría de ellos trabajaba en los servicios públicos: aguas corrientes, ferrocarriles, edificios públicos, obras portuarias y viviendas.
Esta interesante recorrida a vuelo de pájaro sobre tan dilatado tiempo, es suficiente para dar una idea de la gravitación que ejerció el moderno fenómeno de la inmigración masiva.
En cuanto a la edición propiamente dicha, el libro se halla cuidadosamente impreso en forma apaisada, con abundante material fotográfico en color sepia, que le confiere un singular encanto.
José Eizykovicz
Música: Anton Bruckner (1824-1896)
Historia Ilustrada y Memoria Audiovisual. Graciela Swiderski – Jorge Luis...